El vaso medio lleno. A nadie se le escapa que, a pesar del resultado, la Unión Deportiva mereció mayor botín de su visita a Lugo y esa debe ser la sensación con la que quedarnos. La primera parte fue de claro color amarillo con un juego vistoso y con el control total de la posesión del balón. La presión asfixiante que ejecutaron los visitantes provocó que los locales no pudieran conectar más de tres pases. Así, las llegadas fueron constantes y pudimos ver como el árbitro anuló dos goles a Araujo y, este mismo jugador tuvo una gran ocasión a pase de Nauzet - con el que formó una conexión letal en el primer tiempo - que fue desviada por un defensor cuando ya se colaba en el arco de Mallo.
En el segundo acto, y tras los momentos dubitativos generados por el primer gol del Lugo, el equipo supo rearmarse tras los cambios y volvió a encerrar a los blanquirrojos en su área volviendo a generar ocasiones muy claras que volvieron a ser repelidas entre el poste y el portero rival.
El vaso medio vacío. Sin embargo, a pesar del buen papel de la Unión Deportiva es de reseñar de la misma manera el bajón mostrado en el juego y en la concentración durante la primera mitad de la segunda parte. Es verdad que el penalti pitado en contra fue un palo muy duro pero un equipo que aspira al ascenso tiene que saber sobreponerse a estos mazazos - como bien comentó Herrera en rueda de prensa -. Los dos goles del tinerfeño Iriome se producen en sendos fallos de la defensa amarilla, puesto que en el primer gol nadie corre con garantías a tapar el despeje de Casto y el segundo viene precedido de un error de colocación de toda la defensa amarilla que basculó en demasía hacía el primer palo despoblando el segundo - con las consecuencias que todos pudimos ver -.
Estos bajones, además, no pueden ser catalogados como ocasionales. Contra el Osasuna el partido tuvo el mismo guión - aunque sin errores arbitrales - y la semana pasada frente al Mallorca los momentos de apatía casi nos cuestan algún punto. Con todo, el equipo sólo suma cinco puntos de los últimos doce y esto produce que el estrechamiento en la cabeza de la tabla sea aún mayor y que se haya esfumado la ventaja de la que se gozaba.
El Lugo no pudo hacer su fútbol. De todos es sabido que el equipo gallego gusta de la posesión del balón y del fútbol técnico. Sin embargo, la estrategia de Herrera para conseguir robarle el esférico funcionó a la perfección y los datos así lo reflejan: El Lugo sólo disfruto de un 40% de posesión que fue menor incluso en la primera parte. Además, disputaron la mayoría de los balones con una dureza que bordeaba el reglamento y más de un jugador corrió un riesgo más que considerable de dejar a su equipo en inferioridad.
Un cambio de guión que fue más forzado que voluntario y que les valió para conseguir la victoria aún haciendo la mitad de remates que los amarillos.
Arbitrajes. Como bien dijo Herrera "estamos atravesando una mala racha de arbitrajes", que despierta el escepticismo en el aficionado amarillo. La asignación de árbitros asturianos cuando el Sporting es uno de los aspirantes al ascenso y actuaciones como la de ayer disparan el enojo del respetable que tiene que soportar como se escapan puntos de una manera, como mínimo, sospechosa.
Caduca ya la teoría de la conspiración, entra en juego el viejo debate de la conveniencia del vídeo en el fútbol que evitaría más de una injusticia como la de ayer y que viendo el éxito que tiene en otros deportes como el baloncesto o el tenis no se entiende como no es de aplicación para este juego que mueve mucho más intereses que los anteriormente mencionados. Hasta que llegue ese momento, tendremos que seguir soportando tardes de enojos monumentales e incomprensiones mayúsculas.
Foto de portada: marca.com
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