
En cualquier caso, las canilleras no portaba mensaje alguno, simplemente la fotografía de su difunto padre y de su hija, a la cual nombró en la celebración. Tampoco hubo provocación ni alusión irrespetuosa a nadie, de ahí que el acta recogiera que la amarilla fue vista por “celebrar el gol de forma ostensible”, lo que no deja de ser una justificación surrealista para un despropósito que el órgano competente ha dejado sin efecto.
Dicha tarjeta amarilla, era la novena que veía el jugador de las mesas en lo que llevamos de temporada, lo que hacía que estuviera apercibido para afrontar los siguientes partidos contra Racing y Alcorcón, justo antes de entrar en el Tourmalet que conforman los enfrentamientos ante Tenerife, Sporting y Betis. Gracias a esta decisión, hay menos posibilidades que el conjunto amarillo pierda a uno de sus jugadores más en forma para estos transcendentales encuentros.
Foto portada: © udlaspalmas.net
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