Aunque no habían casi ni 72 horas de diferencia entre el partido de Copa y el de Liga, se sabía de antemano que serían muy distintos. Más allá de nombres y dorsales, los objetivos y el empeño en lograrlo de ambas condiciones eran infinitamente distantes.
Así, asumíamos que el partido sería muy complicado, que tendríamos un Numancia que, a pesar de lo mal clasificado que está, plantearía batalla y que sería aún más difícil tácticamente de desarbolar. La muralla numantina, perdonen la facilidad del recurso, no sólo era esperada sino que, además, sería de hormigón armado.
La experiencia de Paco Herrera en esta lides tenía que darse a valer para obtener petróleo del yermo que su colega Anquela plantearía sobre el húmedo césped del Gran Canaria. En ventaja gracias a un tanto de Culio, la UD tenía controlado un encuentro muy de mono de trabajo y poco de frac. Pero tras la rigurosa expulsión del argentino, la UD tenía que defender una exigua ventaja ante un rival que, ahora sí, se iría con todo al ataque para buscar algo en positivo.
Los cambios de posiciones de algunos jugadores, por ejemplo Araujo ocupando el lugar del expulsado Culio, dio como resultado durante varios minutos un planteamiento muy del técnico italiano Spalletti con un 4-5-0 que buscaba defender el botín obtenido hasta ese momento. Los jugadores aumentaron su concentración a la par que su capacidad de sacrificio y trabajo. Tras la rueda de cambios donde Guzmán aportó velocidad y oxígeno al ataque, y Marcelo Silva y Christian efectivos para una zaga puesta a prueba por el ataque rojillo, la UD no tuvo reparos en reconocer su deriva defensiva, lógica por otra parte ante su inferioridad numérica.
Hasta ahora habíamos halagado a Herrera por acertar los cambios para desatascar ofensivamente los partidos trabados, ahora toca hacerlo para justo lo contrario. Ante la primera expulsión de la temporada, y tras 3 partidos consecutivos finalizados con ventaja numérica, la UD supo rearmarse para lograr una victoria que aporta confianza y la reubica nuevamente en los puestos de ascenso directo, en esta ocasión como 2ª de la tabla.
El partido tiene nombres propios, desde Herrera a Culio, pasando por Hernán, pero estos tres puntos son el resultado del compromiso de un grupo humano que lucha como uno sólo para lograr el mismo objetivo.
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