La UD Las Palmas sólo logró un pírrico empate a cero en su visita al Alcoraz en un triste partido. La inoperancia de unos y las excesivas preocupaciones defensivas del otro impidieron ver algo similar al deporte por el que los que asistieron in situ y los que lo vieron por la televisión perdieron su valioso tiempo. Tengamos en cuenta que si lo que se vio el pasado Sábado en tierras aragonesas es digno de ser llamado fútbol, nos hemos equivocado de deporte y afición. Tendremos que preocuparnos en buscar algo más productivo que realizar los sábados por la tarde.
Un experimentado aficionado amarillo y que, a parte de la pasión que le domina, sea capaz de tener un espíritu crítico y pequeñas dosis de análisis, no podía esperar una alegoría al balompié lírico, un canto a la alegría, un orgía futbolística de este encuentro. Los locales con la soga apretando al cuello, con la visión nublosa, sólo les quedaba pelear hasta la extenuación, y no sólo en el sentido figurado, en busca de ese golpe de suerte que les permita creer en lejano milagro (así de complicado tienen su supervivencia). No están para fiestas en la depresión oscense, D´Alessandro es un entrenador de verbo floreado pero de esquemas tácticos pragmáticos y pretorianos, quien se engañe es su problema.
Por su parte, La UD Las Palmas arribaba al encuentro con varias bajas, pero sobre todas ellas destacaba la de Nauzet Alemán. El jugador de Las Mesas, es el motor y alma de este equipo, fuera de su ubicación natural, se abnega en busca del bien colectivo. Desde la parcela central su ascendencia sobre el resto del equipo tiene más cobertura, su liderazgo llega más al equipo desde el centro que en el costado. Su autoexigencia la imprime a sus compañeros, exigente consigo mismo hasta un nivel enfermizo, impide la relajación y relajo en el resto de jugadores: esto es fútbol, es la UD Las Palmas, y es tema muy serio. No fue nacido para elaborar juego, lo suyo es la gambeta, el desborde, el centro y no descifrar las partituras ajenas y dirigir las propias, pero en esto último se ha aplicado como si le fuera la vida en ello. Y su sacrificio se ha vuelto imprescindible para el equipo amarillo, su experiencia y calidad aportan la cordura al juego, cuando no está presente a la maquinaria de Lobera le falta su rueda dentada maestra.
¿Es Nauzet Alemán un jugador único? ¿insustituible? Creemos que no, en la lista de convocados suele asistir, estar presente David Glez. Jugador arrimado al ostracismo por criterios deportivos que aporta el perfil necesario para, al menos, sustituir a Nauzet, el recambio más idóneo para asumir el rol que el catorce amarillo realiza. No obstante, su participación a las estadística amarillas es irrisoria, residual, inapreciable. Pasan las jornadas, se acaba la temporada, y el recambio natural se oxida en la banca, se marchita en la banda, a la espera de un oportunidad que no llega, ni tiene pinta de llegar.
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Por tanto, con la ausencia de Nauzet y Vicente por sanción, sin la participación de David Glez, sólo quedaban Javi Castellano y Hernán para tomar la manija. Toda una declaración de intenciones, todo un aviso a navegantes: el Alcoraz es Omaha. Es la mejor representación de la involución futbolística que ha realizado paulatinamente la UD. Se evolucionó de forma natural, y forzada por los resultados también, de una despreocupada y desvergonzada ofensiva versión a una más ortodoxa defensivamente que mantenía el espíritu joven y vital en su ataque. Dura y severa atrás, creativa y dinámica al ataque. A estas alturas de la temporada, poco, muy poco queda de esa UD. Desconocemos si es el fatiga mental y física acumulada, el vértigo de estar cerca de lograr algo importante, un ataque de pánico, la reiteradas bajas por sanciones y/o lesiones, pero hace muchas jornadas (quizás desde aquel partido ante el Girona en el Gran Canaria) que el aficionado no disfruta con la UD, sufre por la UD. Y aunque este sentimiento no es nuevo, tenemos cayo en la cofradía del Dolor para dar y regalar, sí que provoca un enfrentamiento entre lo que uno quiere imaginar y lo que uno constate que es. La clasificación no engaña, se está logrando el objetivo, pero el juego tampoco lo hace, podemos perder esa posición de privilegio en cualquier momento.
Acabó el partido la UD con la mente, el alma, y las oraciones en el partido de la Ponferradina. Llegaron noticias tranquilizadoras en un un primer momento. Luego, tras un análisis muy sencillo de la jornada, se tenía que realizar un único juicio: lamentarse, enfadarse con la ocasión desaprovechada. Se dejó escapar el tropiezo de nuestro perseguidor y al que perseguimos. No nos podemos conformar con el todo sigue igual, por que sí, podría haber acabado mucho peor, pero se perdió la ocasión de estar mucho mejor.
Quien aspira a lograr grandes éxitos no se conforma con los golpes de suerte tras haber fallado. Así no se mejora, así no se aprende, así no se crece, así no se transforma en una versión mejorada de sí mismo.
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