Continúa la progresión de unos amarillos que consiguieron ayer el primer punto en una plaza de altura y el décimo de la temporada. Un empate que sabe a poco a tenor de los méritos cosechados por los de Setién en el partido más completo hasta la fecha. Lejos de venirse abajo la UD siguió fiel a su idea a pesar de recibir un gol tempranero totalmente evitable y en el que la zaga volvió a mostrar una indulgencia excesiva. De esta forma y con la posesión como bandera, consiguió adueñarse de un encuentro que pudo finiquitar en multitud de ocasiones. Sin embargo, éstas no llegaron a culminarse debido a la fehaciente falta de dinamita y a la gran actuación de Jaume, que volvió a ser el mejor de los locales.
Más espacios, más profundidad. El Valencia, como casi todos los equipos con dueño, tiene grandes jugadores pero no un equipo sólido, lo cual hace que sin balón sufran en demasía al conceder muchos metros al rival y no realizar la presión de forma coordinada. Espacio que no fue desaprovechado por un mediocampo plagado de peloteros. Tana, Viera y Roque combinaron lo que quisieron en campo contrario gracias a la calidad que atesoran y a la confianza que han recuperado, pero también a que se encontraron mucho menos atados que en partidos anteriores. Aunque en esto último tuvo buena parte de culpa Vicente Gómez. Inmenso el de Schamann al abarcar gran parte de la medular, equilibrar a su equipo en defensa y distribuir el cuero con mucha más celeridad de la que nos tenía acostumbrado hasta que arribó el càntabro al banquillo amarillo.
Araujo sigue quemando etapas. Todavía le queda para llegar al nivel que se espera de un jugador de su calibre, pero cada vez está mejor anímica y físicamente, lo que provoca que tenga cada vez más movilidad; permutando y combinando constantemente con un Viera y un Tana que volvieron a hacer que el chino jugara mucho más arropado. Participó en el tanto del empate y en sus botas tuvo la victoria en los últimos compases del partido, pero lo más relevante fue que sus movimientos entre líneas acabaron siendo un quebradero de cabeza para los de Nuno, el cuál volvió a ser cuestionado por una afición que siempre ha sido de pañuelo fácil, aunque esta vez no les faltara razón.
Cuando Viera encontró a Tana. El de La Feria acabó saliendo por la puerta grande de un estadio que tuvo que abandonar por la de atrás. No sólo marcó, sino que hizo un partido redondo en la que fuera su casa hasta hace dos temporadas gracias en parte a que se entendió a las mil maravillas con Tana. Sendos canteranos hablan el mismo idioma, entienden el fútbol de la misma forma y cada vez se encuentran más cómodo el uno con el otro. La jugada del gol sólo fue una escenificación más de la gran compenetración existente entre dos genios que, para lo bueno y para lo malo, están cortados por el mismo patrón. Hablando de patrón, no puedo acabar el artículo sin hacer mención al inconmensurable líder de la defensa amarilla, un Pedro Bigas que crece partido por partido, puesto que no se conformó con su frecuente sobriedad defensiva y se incorporó al ataque con tanta peligrosidad como inteligencia, tanta que poco le faltó para obtener la recompensa del gol, pero su disparo se fue a una grada que anoche durmió calentita.
Foto portada: udlaspalmas.es
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