El rendimiento goleador de la UD Las Palmas está muy por debajo de lo esperado y lo necesario para lograr sumar los puntos que requiere el objetivo de la permanencia. Y en el centro del debate goleador, su delantero estrella: Sergio Araujo.
Seis tantos en diez partidos son una estéril producción si son menos del 50% de los tantos encajados. Guarismos que alejan a la Unión Deportiva Las Palmas de las cifras que se antojan necesarias para lograr la permanencia.
El gol es en el mercado futbolístico de los equipos modesto, pura sangre de unicornio inalcanzable. De ahí el mérito de Las Palmas de rechazar la oferta del Palermo por Sergio Araujo el pasado verano, destinando su suerte a las botas del argentino y con la esperanza de realizar una mejor venta en el próximo mercado estival.
Tras varias temporadas donde jugadores como Chrisantus, Thievy, Javi Guerrero o Aranda eran los delanteros llamados a aupar al ascenso al conjunto amarillo, la explosión goleadora que supuso el arribo del argentino colocó por pleno derecho al equipo que preside a Miguel Angel Ramírez en el podio aunque, para ello, se tuviera que sufrir más de los deseado y calculado.
En sus 43 partidos logró 25 tantos (0,58 de promedio) algunos de bellísima factura, muchos ganadores de partidos y se mostró como un delantero generoso capaz de asistir a un compañero mejor posicionado para anotar gol hasta en siete ocasiones. Y a pesar de todo, el delantero sufrió mediada la campaña, de una sequía goleadora que empeoró notablemente su producción y estadística (cerca de tres meses).
Esta temporada, con los diferentes cambios tácticos entre un Paco Herrera superado por la marcha de su equipo y la incorporación de Quique Setién en busca del Status Quo capaz de lograr la eficiencia, tanto defensiva como ofensiva, Araujo se encuentra más desorientado que nunca. La temporada en la máxima categoría marcha vertiginosa y casi consumido 1/3 del calendario un pírrico tanto luce en su casillero de goles.
Las estadísticas oficiales arrojan quince disparos a puerta de los que tan sólo seis supusieron la intervención del arquero o de alguno de sus defensas para despejar el peligro. Cifras más frías que nunca: 1.5 disparos a puerta por partido y menos de la mitad (0,5) entre los palos. Unos números que no asustarían siquiera si se pusiera el mítico jugador de San Lorenzo “el Manco” Casa a puerta.
La actitud sobre el terreno de juego sigue siendo plausible, con dos asistencias en su haber, el argentino se sigue mostrando como un jugador que, cuando las indicaciones del técnico se lo permite, se ofrece al compañero para caer en banda (normalmente izquierda) para generar espacios para la segunda línea y realizar slalom hacia el centro en busca de disparo (acción resolutiva la pasada campaña e improductiva en esta).
Huérfano de gol, con un rendimiento pobre, acabó siendo relegado ante el Real Madrid a la suplencia por Willian José. El brasileño más triste que se recuerda en el fútbol español, se había mostrado gris en sus anteriores actuaciones, pero en el Santiago Bernabéu mostró mayor actividad y atrevimiento ante el equipo que le trajo al fútbol español. Pero ni hasta ahora su mejor versión ha mejorado a la peor de Sergio Araujo.
Las diez primeras jornadas han evidenciado una confección de la plantilla incompleta en muchos puestos. En lo que atañe al gol, y sin el cacareado fichaje del goleador estrella que Ramírez clamó a los cuatro vientos, tras la sequía goleadora de Araujo lo que queda es un páramo desierto sin alternativa al argentino.
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