La UD de Quique Setién consigue alzarse con la victoria en su tercer partido como entrenador amarillo. La Real Sociedad venía con la vitola de forastero peligroso, pues había conseguido mejores resultados fuera de Donosti que en Anoeta. No obstante, los de Setién consiguieron llevarse mucho más que tres puntos, pues este triunfo sirve para insuflar la moral de un equipo y una afición que venían demandando una noche como la de hoy. En la que a pesar de puntuales fallos defensivos que no fueron aprovechados por el conjunto txuri urdin, se planteó un partido bastante serio en el que la paciencia y la magia de jugadores como Tana, Nabil y Araújo acabó decidiendo el choque. Les queda mucho margen de mejora, como bien reconoció su entrenador en rueda de prensa, pero pinta bien la cosa, se comienza a remontar el vuelo.
Tedioso primer tiempo con un trascendental gol para enmarcar. El partido comenzó con un escenario nada halagüeño en el que ninguno de los dos equipos conseguía concatenar pases en zona de tres cuartos. Sin embargo, el tanto de Viera cambió el signo del partido y tras éste la UD tuvo diez minutos en los que se encontró con mucha comodidad y soltura. Aunque en los últimos minutos de la primera mitad el partido se volvió a embarrar y a punto estuvieron los donostiarras de conseguir el empate antes del descanso. No fue así, y los locales se fueron a vestuarios con la confianza recobrada gracias a un gol que se empezó a fraguar en la banda derecha del incombustible David Simón para que Vicente la cediera de cabeza al Mago de la Feria, el cual remató a placer para perforar la meta de Rulli.
Nabil El Vertical. El marroquí es la chispa de electricidad y profundidad dentro de un fútbol parsimonioso y cocido a fuego lento. Las directrices de Setién son claras; intentar sacar el balón jugado desde atrás y paulatinamente ir ganando metros con pases cortos que a punto estuvieron de costar más de un disgusto al comienzo del partido. Entre tanto pase horizontal resultan trascendentales los cambios de ritmos que imprime El Zhar desde banda derecha, presionando sin cesar la salida del rival y con David Simón siempre como fiel escudero. Sendos jugadores combinaron con brío en multitud de ocasiones durante una primera parte en la que Nabil volvió a ser el más voluntarioso de los atacantes amarillos, como ya sucediera en el Bernabéu.
La resurrección de Tana. Magnífico partido el del canterano en su segundo encuentro como titular en la temporada. El cántabro volvió a darle la confianza que ya le había otorgado el día de su debut y ésta fue correspondida con un segundo tiempo de relumbrón por parte de un jugador que ha pasado del ostracismo a ejercer de hilo conductor entre el medio y la delantera. Hizo de nexo con un Araújo que tuvo bastante más movilidad que en partidos anteriores y que se reencontró con el gol gracias a un providencial pase del mediapunta canario por encima de la defensa que no dudó en aprovechar el argentino para ganarle la partida a Diego Reyes y llevar la tranquilidad al Gran Canaria con un eficaz tiro cruzado. Por último, digno de mención fue el laborioso y silencioso papel de contención de Roque, que permitió que Vicente jugara más cómodo para poder seguir la estela de buen juego que empezó a marcar en el Bernabéu.
Foto portada: Ana Marrero Álvarez para GradaCurva.com
Foto portada: Ana Marrero Álvarez para GradaCurva.com
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