"Los delanteros ganan partidos. Los defensas ganan campeonatos." Fue John Gregory, entrenador británico huérfano de títulos en su vitrina, quien acuñó esta frase que pasó a la historia. Aunque no es descriptiva de su carrera deportiva, sí hay que reconocer que es una síntesis muy certera de una corriente futbolística, ahora con muy mala fama, que irremediablemente ha estado durante décadas ligada al éxito. Entrenadores como Héctor Cúper, Fabio Capello, Helenio Herrera o Nereo Rocco, entre otros, han sido grandes artífices de la intrínsica relación solidez defensiva con éxito.
¿Y qué sucede cuando tu mejor hombre defensivo, además, se convierte en una gran baza ofensiva? En el Estadio de los Juegos Jeison Murillo sentó nuevamente cátedra. Realizó un partido excepcional, rescatando primero a una UD Las Palmas ahogada por la agobiante presión que ejercía el Almería con un testarazo en plancha espléndido. Y cuando el partido estaba llegando a su final, rescató a la UD de un empate con sabor a injusticia con un espéctacular remate de cabeza que hubiesen firmado los más afamados ejecutores desde Santillana a Falcao pasando por el propio Cristiano Ronaldo. Grito desaforado, dedos al cielo y bendiciones para todos, incluso para el árbitro.
Entre medio de ambos protagonistas discurrió un partido que comenzó el Almería imponiendo un choque de alta intensidad de juego ante una UD parapetada en su área. Aunque a pesar de disponer de varias ocasiones los jugadores locales no crearon auténticos problemas a Mariano Barbosa. Los pupilos de Lobera prácticamente no se acercaron al área de Esteban hasta la jugada que propició el primer gol de Murillo. Casi de inmediato, una excelente jugada de Vitolo continuada por Thievy, que asistió a Chrisantus para que marcara el 2º gol, puso un 0-2 en el marcador que se antojaba excesivo según lo visto en el césped. Se presentaba el mismo guión pero con roles intercambiados respecto al encuentro jugado en la primera vuelta en el Estadio de Gran Canaria. Cuando el entretiempo estaba a punto de llegar, en una jugada sin peligro en medio campo local, propicia la excusa de la expulsión de Vitolo por una mano inexistente. Ambos equipos se iban a la caseta a recuperar fuerzas siendo totalmente conscientes de la segunda parte que se avecinaba.
En la reanudación del encuentro la UD Las Palmas había mutado por necesidad en una versión defensiva de sí misma. No hay que reprocharle a Sergio Lobera su planteamiento en la segunda mitad. En anteriores ocasiones, y en otras temporadas también, se acusó a este equipo de no saber leer los tiempos del partido, de ser incapaz de "guardar la ropa", de ser tan ambicioso ofensivamente que pecaba de inocente descuidando las labores defensivas. A este plantilla le ha costado mucho sacar el callo que luce ahora, curtida en la fuente amarga de los sinsabores, hizo lo que debía de hacer. Proteger el botín obtenido e intentar ampliar la distancia en el marcador si se daba la ocasión. Lo que sí es debatible, opinable y demostrable, es que esta plantilla no cuenta con los recursos, espíritu y práctica necesaria para jugar con mentalidad defensiva. Las ideas que emanan de estos jugadores, la ambición deportiva que exhala este proyecto, y los valores inherentes a la elástica amarilla son el buen trato al balón y la vocación ofensiva. Defender, defenderse bien no es sinónimo de la acumulación de efectivos atrás, es mucho más, y para llevar acabo esa idea de forma correcta también hay que ensayarla entre semana. Como el hábito no hace al monje, acumular efectivos atrás tampoco significa defender mejor.
Dicho esto, el Almería espoleado por el regalo en forma de expulsión de Vitolo, salió desbocado en busca de la remontada que veían posible, y estuvieron cerca. Si hubiesen marcado todas las ocasiones que disfrutaron en la 2ª parte, lo hubiesen logrado. Como cuando el pichichi Charles desaprovechó el penal que erró de forma sorpresiva tras una torpe y aparatosa acción dentro del área de Deivid. Luego pude resarcirse con un buen gol de cabeza que significó el 1-2 provisional, hasta que Rubén, con un tiro a media distancia, logró colocar la igualada a dos goles. Por medio hubo dos tiros al palo de los locales que amagaron unos cuantos infartos entre la afición amarilla a buen seguro. La UD Las Palmas carente de su bien más preciado, el balón, es un equipo al que le cuesta encontrar su sitio en el campo cuando no se siente protagonista. La falta de Vitolo como en ataque, pero tambié su entrega generosa en la defensa, y la ausencia de un jugador capaz de poner pausa al encuentro en el centro del campo amarillo (J.Castellano y Hernán están para otros menesteres), convirtió el encuentro en un "toma y daca" donde sólo podía salir perder la UD Las Palmas al sentirse en un medio extraño. Sólo se volvió a encontrar cuando volvió a la portería rival encarar, olvidándose de la propia. Así llegó la cabalgada de Thievy (una de tantas ayer), que provocó la falta, que luego derivó en un córner que provocó una afonía generalizada en toda la afición amarilla.
Nosotros hemos destacado en varias ocasiones la entrega, dedicación y profesionalidad de esta plantilla en la adversidad, a pesar de las carencias, a pesar del mal juego y del resultado, siempre lo dan todo en la cancha. Conjuras como la de ayer, deben de ser la última demostración que necesitan los escépticos para confiar en este equipo. Se seguirán debatiendo de la ausencia de David Glez, de las tácticas de Lobera, de los cambios durante los partidos, del precio de las entradas, de Chrisantus, de Pando, de Corrales.... y una lista casi interminable de personas, asuntos y cosas. Pero el equipo está donde se le exigía estar, y con un calendario por delante que se presume como una cuesta abajo de exigencia con el ascenso (en todas sus formas posibles) al fondo.
Desde la temporada 1999/00 no nos veíamos en tesitura similar. ¿Realmente no quieren disfrutar de este momento?
Ahora más que nunca: ¡¡ Arriba D´ellos !!
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