En el partido 1000 en la Nova Creu Alta, se doctoraron varios héroes que convirtieron la fiesta local en una auténtica pesadilla. Tato volvió a mostrar credenciales de jugador de mayor categoría, con su experiencia y templanza, cuajó un gran partido donde se asoció perfectamente con sus compañeros, incisivo arriba, apuntaló una llegada de Thievy arribando desde la 2ª línea. Luego se gustó en una jugada digna del mejor Kaká, control, vista arriba y el balón es alojado tras un arco infinito al segundo palo donde no llegan los porteros ni con la mirada. Tato reclama la titularidad a gritos mientras juega.
Thievy fue otro de los que se doctoró, incisivo como acostumbra, mostró su capacidad asociativa (ya conocida con Chrisantus) con otro punta de diferente perfil como es Tato. En una jugada marca de la casa, levantó la mirada y puso el balón para que desde la segunda línea Tato llegara y rematara. Luego se lució, adornó, con una espléndida jugada que es digna de ser portada de los medios digitales de prensa. Desde el control con sombrero que elimina a un defensa y su posterior slalom,donde elimina los rivales que le van encimando, hasta llegar a la zona de tiro que provoca el disparo que acaba en gol. Es una jugada que combina potencia, técnica, velocidad, control, puntería y confianza en las posibilidades individuales.
Barbosa, el arquero argentino que estuvo en la picota durante la semana tras el gran partido de Raúl Lizoain ante el Castilla, mostró que está en su mejor momento desde que arribó al arco amarillo. Ya nadie recuerda a "Cantosa", ese término está desterrado desde hace mucho tiempo del vocabulario del aficionado amarillo más crítico con el equipo. La victoria se cimienta en las espléndidas atajadas de Mariano Barbosa en el primeros 20 minutos de partido donde el Sabadell salió desatado en busca del gol.
Pero el mayor protagonista es quizás Sergio Lobera, que mostró una vez más su laxitud, su flexibilidad táctica sin renunciar a un espíritu, a una idea futbolística, que ha venido a llamar a un movimiento con el que siempre se identificará a este equipo y a estos jugadores: Loberismo. Demostró el joven técnico aragonés que, aunque hay ocasiones que los cambios quizás no responden, las intenciones son siempre honestas con su ideal futbolístico. Así como en Lugo se cambió pero no se logró el efecto deseado, ayer ante el Sabadell, la inclusión en el once titular de un casi inédito Atouba y la presencia de Tato (siempre excelente en sus apariciones) por un afinado Chrisantus en las últimas jornadas, demuestra su conocimiento de la materia prima que maneja y la capacidad de amoldarla a las necesidades del equipo y las exigencias de cada partido.
La inteligencia también puede ser entendida como la capacidad de adaptación al medio, y en eso Lobera se está doctorando. Fue capaz de transformar su utópica propuesta futbolística inicial (por inmadurez propia, por bisoñez de la plantilla y por una categoría vieja, cínica y traicionera como pocas) hasta dar con la tecla en equilibrio natural entre aciertos y errores propios, no hay experimento exitoso sin los ensayos-error obligados. Atouba cuajó un excelente partido, mostró una capacidad física espléndida (se dudaba tras sus repetidas lesiones y su prolongada inactividad) pero sobretodo mostró una solvencia técnica abrumadora, sus recursos técnicos era más acordes a otra categoría que a la 2ª división donde el lateral zurdo suele ser un carrilero fogoso, guerrero, pegajoso e intenso lejos de la imagen casi etérea y plástica que mostró en muchos lances del juego. Y todo jugando a pierna cambiada que no es moco de pavo.
La UD está lanzada al ascenso respaldada por su juego, a ratos lírico a ratos épicos, liberada de los lastres en forma de taras que durante muchas jornadas le minaban, ahora es capaz de ponerse el disfraz de jornalera para realizar un trabajo de orfebre. Y ahí está la base del éxito momentáneo de este equipo, y sin duda será la base de los éxitos futuros.
ConversionConversion EmoticonEmoticon