Desde la Curva (#58): Ramírez, Navarro y los brillantes.

Cuando se anunció la rueda de prensa donde comparecería Miguel Ángel Ramírez se intuía que más allá del derbi, el presidente de la UD Las Palmas tendría que tratar todos los frentes abiertos de la actualidad amarilla. Sin embargo, la sorpresa, la auténtica noticia bomba que fagocitaría la cita, la tenía guardada el propio Ramírez como el tahúr se guarda el as en la manga: el acuerdo con García Navarro.

Pocos dirigentes se muestran tan hábiles en las escena mediática, con una impostura comedida que muchas veces cuesta casar con su imagen ruda y con su tosca claridad a la hora de opinar. El presidente marcó la actualidad del derbi canario con una noticia esperanzadora y por ella ansiada por todos desde hace una década. Esos acuerdos con el Deportivo de la Coruña y García Navarro despejan el camino para finiquitar a favor de los intereses amarillos el largo proceso concursal. Y marca una diferencia frente al eterno rival al que su equipo se enfrenta el próximo sábado: Las Palmas es un club saneado, con deudas que paga religiosamente como casi todo el mundo, pero al fin y al cabo saneado. 

No obstante, desde el mismo momento que comunicó la noticia, las críticas se dejaron oír, "bajada de pantalones" es el símil más evidente que resume de forma gráfica lo que para muchos la UD Las Palmas ha terminado haciendo. Estos críticos con la gestión de Ramírez quizás no cavilan en profundidad las consecuencias reales de llevar al límite unos litigios que en los últimos meses sólo suponían reveses en los juzgados para la entidad amarilla. El propio Ramírez lo apuntaba señalando a la normativa económica de la competición, y al propio recorrido en los juzgados que estaba siendo abocado a un callejón sin salida. 

No tiene que haber sido un plato de buen gusto para Ramírez, un hombre orgulloso curtido a sí mismo, asumir una "derrota" tras tantos envites con dos rivales que se mostraron impasibles en su anhelo por lograr lo que consideraban suyo. Una guerra de desgaste con episodios de trincheras y momentos de armería pesada. La UD no es Esparta, aquí ningún soldado tiene que volver con su escudo o sobre él, y la deriva de la lucha judicial atisbaba un futuro terrorífico en forma de desaparición por ajusticiamiento económico. 

García Navarro y Ramírez a la espera en unos juzgados.
Foto: ©LaProvincia.es
Patricio Viñayo publicaba en El País, hace diez años en su etapa como periodista para dicha cabecera, que no había quien asumiera la dirigencia de la UD Las Palmas porque nadie quería pasar a la historia como el dirigente que la enterró. En aquel momento aparecieron dos figuras: el Juez Cobo Plana y Ramírez para apostar por la supervivencia de la histórica entidad. ¿Cómo entonces, cuando está apunto de lograrlo, va a provocar justo lo contrario?. Este acuerdo le quita la soga a la UD del cuello, pero le añade, aún más, aridez a su política económica. No supone, sin embargo, un esfuerzo que no sea asumible para una entidad que, desde que volvió a exhalar vida hace una década, se ha ido forjando en el yunque de la austeridad económica.

No obstante, de todas la costas que tendrá que asumir la UD Las Palmas, hay una que me resulta particularmente dolorosa: la entrega de la insignia de oro y brillantes a García Navarro y Germán Suárez. El acuerdo era necesario para ambas partes, mas no puedo compartir la decisión de "premiar" con el más alto reconocimiento que puede entregar la UD Las Palmas como entidad a un personaje que le ha provocado tanto daño.

Sólo el tiempo ubicará en el lugar que se merece el acto de constricción y sacrificio que ha acometido Ramírez y su junta. Aunque se haya firmado la paz, se haya corrido un tupido velo y se quiera imponer una cordialidad que chirría por los cuatro costados, la memoria colectiva no olvida. El verdadero reconocimiento y cariño de un club es que el nace, exuda y se gana entre su masa social. Y ese, el único que realmente tiene valor, jamás García Navarro lo tendrá.  




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