Era entre semana, día difícil para acudir al estadio, encima llovía. Estaba en juego el pase a la siguiente ronda de la Copa del Rey, jugábamos contra el Racing y, nosotros, en ese momento, atravesamos un bache de los que no se sabía cómo salir.
Llegué al Gran Canaria, ya había comenzado el partido, iba con mi bolsa de comida -de ahí el retraso- y aún lejos de llegar a mi asiento se escucha el peor de los sonidos en un Estadio: el silencio. Había marcado el Racing cuando solo había transcurrido 1 minuto de partido. Lloviendo, un martes, con el frio que hace y yo aquí, viendo como ni siquiera con tiempo para el primer pestañeo, el partido se había puesto cuesta arriba; eso pensé yo y los otros 3000 héroes que decidieron dar una nueva oportunidad a nuestro equipo.
Estábamos en familia, casi la totalidad de los asistentes nos refugiamos en el techo del Estadio ante la que caía -no solo en el campo-; qué menos. El partido transcurrió raro, tanto dentro como fuera, desde los propios jugadores hasta los aficionados, que no duraron en recriminar la situación a ciertos directivos presentes en el palco.
Pero todo cambió, era minuto 93 y se señalaba una pena máxima que transformó Momo y que hizo que se forzara la prórroga. En esos 30 minutos que duró el equipo cambió y consiguió levantar el partido y a los aficionados amarillos. Acabó con 4-2 y con Las Palmas en la siguiente eliminatoria.
Pero no fue un partido más, significó algo, y fue un antes y un después en la era Lobera, un punto de inflexión, un grito al cielo de sí se puede que duró dos años y que aún puede hacerse realidad. Tal vez vimos nacer, o si no, ver presentarse en su máximo esplendor el loberismo. Y es que, Lobera fue el gran triunfador aquella noche, se le brindaban a él los cánticos; merecidos; devolvió y regaló una ilusión que se creía perdida.
Hoy, 29 de mayo del 2014, ese día parece olvidado. La bonita historia donde nos encontrábamos se acabó, con un final, cuanto menos inesperado, sobre todo, cuando creíamos que el libro tendría algunas hojas más. Pero no ha sido así. Quien portaba esa filosofía, esa religión, se ha separado de nuestro sueño.
Aquella noche, entre los que consiguieron la victoria había un jugador, el cuál además marcó: Javi Guerrero; hoy, curiosidades de la vida, 2º entrenador de UD Las Palmas.
Tal vez aún quede algo de aquel 18 de octubre del 2012. Tal vez.
Tal vez aún quede algo de aquel 18 de octubre del 2012. Tal vez.
Gracias Lobera.
UD Las Palmas, a por el sueño.
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