Mucho se ha hablado esta semana del solitario gol que le dio la victoria al Atlético de Madrid frente a la Unión Deportiva Las Palmas en el Vicente Calderón. El tanto, obra del francés Griezmann tras lanzar una falta directa, ha suscitado muchas suspicacias entre los aficionados amarillos a la hora de valorar si Raúl Lizoaín pudo hacer algo más o no. Sin embargo, este debate no es más que el enésimo capítulo de la división existente en la parroquia amarilla entre los "raulistas" y "los anti-raulistas".
Sin embargo, si existe un denominador común entre ambos sectores de la afición es la falta de análisis crítico, objetivo y convincente a la hora de valorar actuaciones como la de este fin de semana. Es por este motivo que vamos a proceder a realizar un exhaustivo examen de la acción, desglosándola fotograma a fotograma para intentar arrojar algo más de luz al debate y proporcionar argumentos más sólidos a ambos lados de la árida polémica.
1) Como vemos en la primera fotografía de la maniobra, Simeone coloca hasta cuatro hombres insertados en la barrera amarilla, obstaculizando a los defensas para restarle solidez a la barrera. Cuando Griezmann golpea el esférico los colchoneros se abren a ambos lados (en la imagen vemos a Filipe Luis corriendo hacia la izquierda y a Oliver hacia la derecha) dejando un hueco en la barrera por el que Griezmann debe pasar el balón. A los cuatro jugadores locales, hay que sumarles los ocho visitantes, por lo que alcanzamos la cifra de hasta doce futbolistas por delante de la pelota, lo que supone un grave impedimento para la visión del portero.
2) A pesar de tener a tanto jugador dificultando la visión del balón, Raúl adivina en primera instancia la trayectoria del mismo y vemos como ya tiene las dos piernas orientadas hacia su izquierda preparando la palomita necesaria para atajar el esférico. Sin embargo, la fortuna le es esquiva y el esférico toca en la cabeza de Javi Castellano en este momento, cuando ya Raúl estaba prácticamente en el aire. Este rebote provoca que Lizoain pierda la trayectoria del balón durante unas centésimas de segundo. En este mismo ínfimo periodo de tiempo el arquero tiene que corregir ahora su estirada para intentar interponerse ante el nuevo itinerario de la pelota.
3) En esta tercera imagen ya vemos como Raúl tiene aún el cuerpo orientado hacia su izquierda y ya el balón viene llegando hacia el lado contrario proveniente de la cabeza de su compañero. En este instante Raúl vuelve a encontrar con su vista la trayectoria del balón pero no tiene las piernas lo suficientemente afianzadas como para obtener el equilibrio necesario para detener la pelota con sus brazos. Lógicamente al altura del arquero, casi 1,90, juega en su contra a la hora de realizar una maniobra que requiere tanta agilidad.
4) Finalmente, Raúl consigue clavar la rodilla izquierda en el césped pero todavía con el cuerpo orientado al lado contrario del balón, lo que le impide alcanzar el esférico con la potencia necesaria como para despejarlo hacia fuera de su portería, a pesar de conseguir estirar su brazo derecho y tocar el balón.
A modo de conclusión, se puede decir que la orientación inicial de su cuerpo es la correcta para atajar el disparo inicial de Griezmann, por lo que no se puede añadir este hecho al debe del arquero canario. Una vez que se produce el cambio en la trayectoria del esférico, Raúl, al igual que cualquier otro portero, necesita un tiempo mínimo para cambiar la orientación primera de su cuerpo, adivinar el nuevo destino del esférico y poder interponerse ante este.
Es en este momento donde se debe entrar a analizar si su envergadura - la cual le ha valido para atajar otro tipo de situaciones - juega en su contra en esta acción. Lo que es innegable es que, a pesar de que algunos se han aventurado a calificar de "cantada" o "error garrafal" la actuación de Lizoaín, la dificultad que entraña la jugada para cualquier portero es máxima y, por tanto, no se puede hablar en esos términos sobre la intervención de Raúl en el gol atlético.
Cuestión aparte es si la defensa del jugador se basa más en su pertenencia a la cantera que en sus propias cualidades o si, por el contrario, los que lo critican lo hacen precisamente valorar más al jugador que viene de fuera que al de aquí. Pero esto ya sería carne de otro análisis exhaustivo, ya no limitado a una acción aislada, sino a toda una trayectoria en la que ha el joven guardameta grancanario ha tenido admiradores y detractores por igual número.
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