EL DESTINO ES CAPRICHOSO Y ASÍ LO QUISO.



EL DESTINO ES CAPRICHOSO Y ASÍ LO QUISO.


Quiso que esa tarde de junio la institución más grande e importante de Canarias no volviera todavía a jugar a la pelota con la casta más alta del fútbol mundial. Algo mal hicimos en el pasado que el karma nos quitó algo que creíamos que era nuestro y nos estaba siendo arrebatado delante de nuestros propios ojos. No quiso que todo un pueblo se echara a la calle a festejar por verse en el lugar que pertenecía estar. Podíamos echar mano a la mala suerte, a los hijos bastardos de la ciudad o a los errores cometidos. 

Olvídense. Fue el destino quien marcó el devenir de la historia. Y desde entonces cada vez creo más en eso. En eso y en algo más importante: la fe. Porque si algo sorprende de cada aficionado y cada miembro de esta institución, es la rapidez para recomponerse, el ímpetu para volver a levantarse, las ganas y compromiso para volver a brillar. Y la fe.

Y aquí estamos, a Martes, porque el destino así lo ha vuelto a querer. Ha querido darnos una lección, un escarmiento. Ha querido enseñarnos un poco más sobre la vida a pesar de cuáles eran los pensamientos hace un año, aquella fatídica tarde, que no imaginabas volver a jugar una promoción ni en tus mejores sueños.

Pero sí, aquí estamos, otra vez. Otra vez esos, ojalá quince días, en los que vamos a estar con el corazón en un puño. Esas semanas de cosquilleo y nerviosismo, esas semanas en las que vuelves a preparar el viaje, a doblar las pancartas para que quepan en la mochila, a hacer la cola para la entrada, a colgar la bandera en el balcón, a hacer kilómetros entre cervezas y cánticos. Y lo más importante: otra vez a tener fe.

Trece años desde que Las Palmas se batiera por última vez el cobre en los campos de la primera división. Trece inviernos que nuestro club ha estado jugando incluso en los infiernos de la segunda división B, en los que ha estado al borde de la desaparición y en la indiferencia coloquial de un cualquiera.

Quizá no sea este el año, eso es cosa del destino, pero vamos a creer que sí. Vamos a vivirlo como nunca. O mejor dicho, vamos a vivirlo como siempre, como sólo nosotros lo sabemos hacer. Volvamos a las calles desde primera hora, a llenar los bares, los aledaños y el cemento. Vamos a sacar de nuevo las banderas y las bufandas. Volvamos a entonar los gritos que algún día nos recordaron momentos inolvidables. 

Volvamos a enseñar al mundo de lo qué es capaz la Unión Deportiva Las Palmas y su afición, que a pesar de haber sufrido macabros destinos, la fe de su gente ha hecho que una vez más, tenga la oportunidad de regresar al lugar de donde nunca debió salir.


Fé. Y ¡Arriba D'ellos!.

Foto Portada: Imagen del último ascenso a 1ª división en el Estadio Insular.
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