La Nueva Condomina estaba marcado en rojo en el calendario, era la prueba del algodón, ya saben, él nunca engaña. Llevaba la UD un mes de fábula, con una mejoría notable en el juego, recuperada la solidez defensiva se armó a partir de ella para mejorar en el resto de prestaciones futbolísticas. Se recuperó la creación de fútbol con criterio, se volvió a ver un juego vertical y con profundidad con Tana o Asdrúbal como protagonistas. A pesar de ello aún era muchos lo que dudaban de la fiabilidad del equipo, que lastrado en algunas posiciones por las bajas, daban pie a la duda.
Este Real Murcia no era aquel enfermo desahuciado que apeló a la épica para ante la UD para salvar la categoría. Hoy es un equipo rocoso, áspero e incomodo con el que competir que por derechos propios se encontraba a rebufo de los amarillos. Era poco probable que el choque en Murcia fuera una oda a la alegría futbolística, así que Lobera y los suyos se pusieron el mono de trabajo para obtener los 3 puntos. Si había que bajar al barro para ganar, se bajaba.
Una de la razones que explican la mejoría notable del equipo es la generosidad en el esfuerzo, cada jugador en su parcela, en su desempeño personal lo da todo en pos del grupo, se ha reforzado la mentalidad colectiva, y ahí radica el fortalecimiento del mismo. Se vieron cuestionados, infravalorados, heridos en su orgullo y reaccionaron. Se podrá cuestionar si era necesario llegar a tocar fondo para sacar lo mejor de uno mismo, pero ahora es un debate que se me antoja estéril.
El equipo ha reaccionado, capaz de tocar música de violines o tambores de guerra según se le antoje al partido, pero siempre fiable. No exento de sufrimiento pero con determinación. Se acerca el tramo decisivo de la temporada y la UD Las Palmas juega con las cartas boca arriba, sin el temor a nada de quien confía en sus posibilidades. Los jugadores y el míster han reaccionado, ahora le toca a la afición reaccionar ante el Sporting de Gijón. Es la hora para la masa social dormida que desde la sombra habla, comenta, opina y critica sin querer implicarse emocionalmente por el temor al desengaño, el miedo a sufrir, el pavor a fracasar. Como dijo Paulo Coelho, "Sólo una cosa vuelve un sueño imposible: el miedo a fracasar".
No tema, venga y sume para entre todos lograr el sueño.
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