Bajo el foco mediático reluce el buen rendimiento del triangulo virtuoso que forman Valerón, Apoño y Masoud. También da lustre la explosiva aparición de un revolucionario Asdrúbal capaz de generar movimientos sísmicos cuando el partido cae en el mayor de los tedios.
Pero no hay que olvidar que nada de esto sería posible sin la defensa amarilla. En ocasiones la pasión y euforia que provocan las jugadas de ataque parecen restar méritos a la plástica del arquero que vuela para ahogar el grito de gol del rival, hace anónima la labor oscura del pivote defensivo que contiene acometidas y da soporte a los encargados de enhebrar las jugadas, resta mérito al tackling limpio del central, a la seriedad táctica del lateral que además colabora en tareas ofensivas.
Hay que reconocer los méritos de un Barbosa casi inexpugnable, un Xabi Castillo que se ha destapado como el lateral zurdo titular cuando muchos dudaban de la idoneidad de su fichaje. También Vicente Gómez demostrando solvencia y regularidad dejando sin argumentos a sus detractores, o Deivid impartiendo clases maestras desde el eje de la defensa. Aún queda por llegar la mejor versión de un Aythami Artiles en proceso de adaptación, recuperar la solvente regularidad de un gris David García y la recuperación de un lateral diestro como Ángel López que aportará las mismas dosis de calidad que de experiencia y oficio. Y no debemos de olvidarnos de la clase de Atouba, la polivalencia de Galán, la sobriedad de Dani Castillo y de la juventud de Aythami Álvarez.
Seguramente los mayores aplausos y ovaciones del respetable se los llevarán los jugadores de vanguardia, pero tanto o más mérito tienen quienes sus espaldas guardan.
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