Desde la Curva (#37): ¿Víctimas del Hype?

En el mundo tecnológico, y en especial en la industria del videojuego, hay un término anglosajón que se usa cuando un lanzamiento es víctima de las expectativas que había creado y no llega a colmarlas, es lo que se conoce como hype.

Pues esa es la sensación, de momento provisional no definitiva, que hasta ahora produce la UD Las Palmas tras tan sólo tres jornadas disputadas de campeonato y tras el cierre del mercado de fichajes.  A escasos 30 minutos de la hora límite, el club amarillo anunciaba las contrataciones de Carlos Aranda y Masoud. Jugadores con una dilata experiencia en primera división pero que, por unos motivos u otros, en las últimos años su rendimiento ha mermado bastante. Llegan libres de contrato a un club de la 2ª división que se marca el ascenso como único objetivo, pero que aún sobre el campo no ha demostrado credenciales para ello.

La plantilla de la UD por nombres, y trayectoria de muchos de sus jugadores, debería de ser uno de los grandes argumentos para presentarse a candidato al ascenso. No obstante el pobre rendimiento demostrado hasta ahora (y que ya la pretemporada dejaba entrever) ha generado muchas dudas acerca de la credibilidad de sus aspiraciones. Así una de las grandes carencias, el mediocentro creativo y dinamizador del juego, sigue siendo la gran asignatura pendiente a la espera de que el jugador elegido (parece que Apoño) acepte las espartanas condiciones económicas de la entidad amarilla.

Tras el efecto Valerón en la campaña de abonados, el anuncio de la TV Canaria con la emisión de todos los partidos en abierto,  la pobre pretemporada, los malos resultados, las diferencias internas aireadas por la prensa, el mal juego del equipo, la escasa productividad goleadora, la situación de David Glez o los gemelos Suárez, llegan ahora unos fichajes con cierto lustre pero con dudas sobre su rendimiento y la confirmación que tras el cierre del mercado aún la plantilla sigue incompleta.


Para terminar de enturbiar el ambiente llegaron las desafortunadas declaraciones de Miguel Ángel Ramírez en las que afirmaba que devolvería el dinero de los abonos a quienes se sintieran estafadoS asegurando, además , que éstos no serían auténticos aficionados amarillos. Estas palabras denotan cierto nerviosismo en el seno de la entidad de Pío XII, reflejadas en la cabeza visible de la institución, al que se le reconoce muchos méritos que han aportado la estabilidad institucional, pero que en ocasiones provoca cismas con declaraciones que debería evitar pronunciar  aunque sea lo que verdaderamente piense. El dirigente amarillo, ni nadie, es quien para discernir quienes son, o no, verdaderos aficionados amarillos. Cualquier club de fútbol es un sentimiento, pero también es un negocio, y así lo entiende el presidente cuando es el beneficiado, pero no el posible perjudicado. No puede ahora quejarse porque David Glez o los gemelos Suárez deseen seguir en la entidad que por mutuo propio les firmó un contrato que ahora no quiere cumplir, ni que ciertos aficionados se sientan víctimas de las expectativas generadas (hype) y que ahora crean que no van a ser cumplidas.

Sin duda son las expectativas generadas y los objetivos marcados por el club quienes producen la exigencia, tanto interna como externa, que presiona actualmente a la entidad. Sin duda una victoria en Soria sería una válvula de escape imperiosamente necesaria.
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