Tras la dura derrota sufrida el pasado domingo ante el Real Betis, el equipo amarillo ha dejado de ser líder para pasar a ser cuarto clasificado de esta pequeña liguilla de cinco equipos que no terminan de despegarse unos de otros en lo más alto de la clasificación. Es cierto que la mayoría de los equipos que ascienden tienen baches durante la temporada, todos los que año tras año seguimos la categoría de plata lo sabemos, unos antes y otros después atraviesan por momentos de dudas, de mal juego, que incluso, en las peores de las situaciones, han desembocado en el cese del preparador.
En el caso de la U.D. Las Palmas, tras una primera vuelta inmejorable, ha llegado un bache que está durando más de lo que esperábamos por la fiabilidad de juego y resultados de la primera vuelta que nos hacía presagiar una segunda vuelta tranquila para nuestros corazones, sin embargo, no lo está siendo para perjuicio de nuestra salud. El conjunto de Paco Herrera ha sumado 10 puntos de los 24 posibles en esta segunda parte del campeonato, promedio insuficiente para un equipo aspirante al ascenso de categoría.
Las razones que explican esta crisis bien pudieran explicarse por la falta de gol del equipo que desde aquel 5-3 ante el Zaragoza ha registrado un promedio de menos de un gol por partido. Los amarillos, salvo la segunda parte del pasado domingo, han seguido demostrando una buena solidez defensiva y un equipo con buen criterio a la hora de manejar el esférico hasta la zona de creación ofensiva, donde demuestra enormes dificultades para generar peligro a los rivales, y si se genera no es capaz de resolver con éxito, como también se evidenció el pasado domingo. Todas las miradas están fijadas en Araujo, que ya suma nueve jornadas sin marcar, una cifra imperdonable para la referencia ofensiva de un equipo aspirante a ascender.
¿Pero es Araujo realmente el único responsable de la sequía goleadora? Sabíamos que el estado de gracia goleadora del que gozó el argentino a principio de temporada no iba a durar siempre, y así fue hasta que, como es obvio, los rivales empezaron a estrechar sus marcajes con el jugador cedido por Boca Juniors. Hemos visto un Araujo muy ahogado en estos últimos partidos, muy poco participativo, sin chispa, salvo en la primera parte contra el Real Betis donde la mala fortuna o la ansiedad por el gol le hizo errar ocasiones muy claras.
Otra cuestión con respecto a esta sequía bien puede encontrarse en si es posible que hayan alternativas ofensivas, nichos de gol posibles, que no pasen exclusivamente por la participación del delantero argentino, o que al menos un cambio de sistema pueda ofrecer mayores posibilidades de éxito goleador para el Chino. Desde la grada se empiezan a exigir cambios que den un giro a la situación actual como jugar con dos delanteros y así aliviar de presión Araujo, cambiar de referencia ofensiva con la entrada de Ortuño, darle de una vez la oportunidad a Héctor Figueroa o Asdrúbal, etc. No sabemos si éstas pueden ser soluciones válidas para Paco Herrera, pero si sabemos que algo se debe hacer para principalmente no ser tan previsible para el rival, ya que tampoco desde la incorporación de la segunda línea ofensiva se está generando peligro ni tan siquiera desde acciones a balón parado; asunto que nadie puede discutir que no haya capacidad con jugadores de la calidad de Nauzet Alemán, Momo, Vicente, Hernán, entre otros…
Hay muchas razones para ser positivos a pesar de este, esperemos temporal , descarrilamiento hacia el objetivo del ascenso, porque objetivamente hay suficientes argumentos para seguir creyendo en que el 7 junio, tras finalizar la última jornada de la liga regular, podamos estar celebrando el ascenso a Primera División, sin embargo no va a ser nada fácil con equipos históricos con las mismas exigencias que la U.D. Las Palmas.
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