El pasado sábado la afición de la UD Las Palmas volvió a ser testigo de una pantomima futbolística entre dos equipos que, incapaces unos y desinteresados los otros, mostraron un ejercicio de patetismo que sonrojaría al mas neófito de la materia. Los pocos fieles que ejerciendo su derecho, entendido como un deber, no fallan a la quincenal cita con su pasión son los pocos que evitan que una despoblada grada parezca menos tétrica. Las Palmas está espantando a su afición que, poco a poco,como la aspiraciones al ascenso se han ido a ocupar su tiempo en otros menesteres que considerarán más provechosos.
El conjunto amarillo es incapaz de ofrecer aliciente alguno que motive la visita al mamotreto capitalino, con un juego ramplón, plano, sin profundidad que queda en evidencia cuando se compara con lo escuchado semana tras semana en las diferentes ruedas de prensa, aterra y espanta a cualquiera. Discursos de unidad, de entrega y profesionalidad que luego no se ven reflejadas en el campo. Expulsiones como las acometidas por Nauzet o Masoud (ésta última un poco más rigurosa) no son los lances que se esperan de dos jugadores con calidad y experiencia contrastadas elegidos para liderar un proyecto de ascenso.
La presencia de Apoño dejó de ser un plus de ventaja para los grancanarios hace muchas jornadas atrás, pero sigue siendo una baja gravosa cuando no está pues es de los pocos que mantienen una estructura destinada a colapsarse jornada tras jornada. Un conjunto de jugadores, incapaces de formar un equipo sobre el terreno de juego, que es capaz de lograr diluir los pocos elementos que le diferencian de los demás, duele ver como en el peor de los días incluso llega a naufragar Juan Carlos Valerón rodeado de tanta mediocridad.
Sergio Lobera, cabizbajo. |
Pero no centrémonos sólo en la figura de unos jugadores incapaces de dar un vuelco a la situación, también el capitán que lidera la nave ha perdido la brújula y no la encuentra. Sergio Lobera, con la terrible semana vivida, se mostró desorientado incapaz de introducir variantes en su juego, o no lo quiso hacer, que cambiaran la deriva de este transatlántico amarillo que cada jornada que pasa rememora al Titanic. Un buque que se hundirá con el iceberg de su incapacidad. Se esperaban cambios, se intuía una revolución que quedó en nada, movimientos conservadores de cara a la caseta, de cara a la galería. Se volvió a confiar de inicio a un Chrisantus que sólo mantuvo su crédito 45 minutos, se apostó por Javi Castellano para acabar el partido en lugar del habitual titular Vicente Gómez que dio entrada a otra compañero, en la 2ª parte se apostó por la acumulación de pólvora en la vanguardia sin mecha que la hiciera explotar. Todos son signos inequívocos que da la imagen de un síndrome, muestra un comportamiento errático, decisiones contradictorias que demuestran desorientación y confusión.
Tras el partido final se esperaba la noticia de la destitución del técnico amarillo, que caído en desgracia prácticamente no tiene quien le apoye. Miguel Ángel Ramírez, presidente de la entidad, en un gesto que aportó coherencia al discurso de entre semana, avaló al técnico por una jornada más. El Estadio de La Victoria (que bonita palabra, sic) será quien dicte sentencia al técnico aragonés. Los tres puntos podrían ser el trampolín que ayuden a relanzar el equipo, o una tregua temporal que podría romperse si la siguiente jornada ante el Girona no se logra volver a ganar, o en el peor de los casos, se cae derrotado. ¿Entonces el crédito se habrá acabado? Pase lo que pase, parece que se está intentando ganar tiempo huyendo hacia adelante, cuando el tiempo no se gana, tan sólo se gasta. Y con nuestra decisiones se es bien o mal empleado.
Ah, no se nos olvide el rival, el Numancia llegó, se amuralló, prácticamente no sufrió y se llevó el puntito que buscaba. No pidan más, ellos tampoco lo quisieron. No lo buscaron cuando jugaron con inferioridad, ni luego con superioridad numérica.
Como es habitual les facilitamos el resumen del partido, la rueda de prensa de Sergio Lobera y la galería fotográfica del partido.
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