La victoria ante el Hércules en Copa ha dejado un poso tras partido de múltiples lecturas pero todas ellas positivas. Sergio Lobera saltó con una alineación plenamente "africana" y prácticamente canaria con excepción del nigeriano Chrisantus. Esto no deja de ser un hecho meramente anecdótico para un fútbol muy profesionalizado, pero sin duda para los amantes, entre los que me incluyo, del fútbol de siempre, de la vieja escuela (#oldschool en redes sociales) es algo que destacamos con orgullo.
El trabajo esmerado de la cantera siempre fue una de las señas de identidad del club amarillo. La fiebre del oro que sufrió el club a mediados de los 90 en pos de la consecución del tan ansiado ascenso a primera, su urgencia histórica particular, hipotecó el club no sólo en términos económicos sino también sentimentales. La consecución del ascenso se lograría en la temporada 99/00 de mano de Sergio Kresic, pero en el camino se dejó en la cuneta 50 años de respeto a una identidad alineando por primera vez en toda su historia un once sin presencia alguna de jugadores canarios.
El proyecto de cantera se ha impuesto por necesidades económicas más que sentimentales, pero como no hay mal que por bien no venga, al final ha sido una bendición en el plano deportivo la crisis económica, tanto la particular de la UD como la global. Y aún así, Las Palmas está sacando rédito económico de dicha crisis con venta de sus mejores activos formados o no en el caladero amarillo. Las circunstancias obligan a ser un club vendedor de las joyas propias y ajenas, lo ideal es saber reinvertir adecuadamente lo obtenido por sus ventas. Colunga, Cejudo o Rondón como aciertos plenos del scouting y Viera o Vitolo como mejores exponentes de la producción propia. Obviamente no todos son aciertos por el camino se quedan canteranos renegados o fichajes de dudoso rendimiento, pero son un riesgo calculado y asumible.
Otras de las buenas sensaciones que dejó el partido copero fue la confirmación que la plantilla de Las Palmas no es sólo vasta en número sino también en recursos sin que la calidad mengue en demasía. La aparición agradable de Momo, Castellano, Chrisantus o un recuperado Hernán colocan a Sergio Lobera en el dulce aprieto de tener que elegir a 18 jugadores cada convocatoria con la dificultad de tener que errar lo menos posible entre jugadores de calidad y con ganas de demostrar su valía. ¡¡ Bendito problema !!
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