La UD Las Palmas regresó de Gijón con un precioso botín en forma de un solitario punto. Sí, sólo un punto, pero valioso, valiosísimo, que vale su peso en oro. Y será al final de la temporada cuando, con perspectiva, se valorará el rédito que sacó ayer el equipo amarillo en su justa medida. A pesar de algunas críticas que emanan desde diferentes puntos del entorno amarillo.
Desde algunos sectores de la prensa se señala una involución del juego de los de Sergio Lobera, y desde la afición se lamenta que no se supo aprovechar varias ocasiones claras de gol que podrían haber otorgado la victoria al representativo. Siendo ciertas, con los matices oportunos, ambas afirmaciones, también hay que reconocer la labor que realizaron los asturianos, quienes comandaron el partido, llevaron el peso y la iniciativa en prácticamente todos los tramos del choque.
Las Palmas supo aprovechar en una gran jugada, enorme, de Vitolo, la calidad que atesora en la vanguardia, pero hay que reconocer que la actitud del equipo fue demasiado contemplativa, y que en varios tramos fue arrollado por el empuje de los locales.
Hay que ser muy iluso para pensar que este Sporting de Gijón no estará al final de temporada en el lugar que le corresponde. Y ese no es otro que estar de lleno en la pelea por el ascenso. El Sporting ha pasado por la natural etapa de adaptación, tras un traumático descenso, que ya se ha cobrado su 1ª víctima: Sánchez Murias. El fichaje de José Ramón Sandoval, amén de su efecto revulsivo, no es sino otra forma de apuntalar un proyecto con visos de garantía en una de las mejores plantillas de la categoría. Situaciones como la que se vivió en Tenerife son muy anómalas.
La UD Las Palmas ha sido capaz de mantener su inmaculada racha de resultados, en uno de los partidos más grises que se le recuerda en el último mes, ante un rival de tronío a pesar del espejismo que suponía su posición en la tabla clasificatoria. Y como apuntábamos en el artículo que dedicábamos en la previa de este partido, el equipo ha aprendido una lección que brillaba por su ausencia en etapas anteriores: "no todas las batallas llevan a la gloria, sólo la victoria en la guerra lo logra."
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