Puntazo de oro. Cuando el partido languidecía volvió la UD Las Palmas a marcar un gol para asegurar un punto en un mal partido, con 4 bajas sensibles, uno menos sobre el campo y un arbitraje esquizofrénico. Desde ese escenario, y no otro, se debe valorar el punto como positivo.
Desconexión, falta de intensidad. Quizás fueron las bajas, quizás una mala tarde, pero la UD se contagió del ritmo plomizo del Alavés. La ambición, la velocidad y la verticalidad parecieran que también fueron expulsadas ante el Zaragoza y no hicieron acto de presencia en gran parte del encuentro. La UD reaccionó ante un rival menor en calidad cuando con diez se vio por debajo del marcador.
Paco Herrera, "Risk Cum Laude". Parte de la reacción amarilla fue generada desde el banco amarillo. Otra vez Herrera, en tándem con Ángel Rodriguez, supo ajustar las piezas y cambiar los jugadores necesarios para dar una nueva cara al equipo. Tapar la vía de agua en el lateral zurdo, y aportar desequilibrio, pase interior, capacidad de asociación, regate y olfato asesino en la punta con Jonathan Viera y Momo. Los cambios y la vergüenza torera de los jugadores del equipo líder ante un rival claramente inferior hizo el resto.
Sin rigor arbitral. No pudo definirlo mejor el técnico amarillo en la Rueda de Prensa. Mismas acciones con jugadores distintos juzgadas de forma diferentes. No sólo las actuaciones más polémicas, sino también en las más banales, una falta aquí, una carga allá, una tortura cual "gota china". Una actuación esquizofrénica en detrimento evidente de los intereses amarillos. En dos partidos cuatro expulsados, la UD recibe un castigo excesivo sin ser un equipo violento ni agresivo, justo lo contrario, un equipo sobrado en técnica que se agrupa en torno a la pelota. Las distintas varas de medir bien lo pudo comprobar Sergio Araujo con las caricias de Víctor Laguardia.
Roque Mesa, intentar ser pícaro y acabar siendo inocente. La acción que provoca su expulsión (simular una falta que no es) está bien pitada, el problema viene de su primera amarilla. Un liviano contacto, un leve y breve agarrón en el minuto 2 que Sureda Cuenca, árbitro de la contienda, castiga con falta y su 1ª amarilla. Elevando así muy alto el listón para los amarillos, siendo más laxo en sus castigos para los locales en acciones más punibles.
Jonathan Viera, regreso con gol salvador. Las expulsiones del partido ante el Zaragoza le impidieron debutar, y a punto estuvo otra vez una roja ajena de impedirlo otra vez esta jornada. Finalmente pudo debutar con el dorsal 20 a la espalda. Rápidamente, como si nunca se hubiese marchado, tomó galones y pedí la pelota en busca del empate. Partiendo de la cal izquierda buscó el desequilibrio, el pase infiltrado, la espalda del rival, la gambeta y la ocasión para acercarse al área. Su debut en esta 2ª etapa, se culmina con el gol de la igualada incorporándose al punto de penal aprovechándose de una triangulación entre Araujo y David Simón, que le asistió.
Dani Castellano, fin al calvario. Diez tortuosos meses de sin sabores tuvieron su fin ayer. Totalmente recuperado, el zurdo volvió a sentirse ayer futbolista disputando unos minutos en un partido nada plácido. No se le notó falto de ritmo en el poco tiempo que hubo, tampoco desconocedor de los automatismos del equipo, y puso el candado a un carril zurdo que una desastrosa actuación de Christian Fdez había convertido en la autopista Vitoria-LasPalmas. Está llamado a ser el titular los siguientes partidos, y ya se verá cuando Ángel López regrese de la sanción.
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