Desde la Curva (#28): Un paso para el objetivo.

Más calmadas bajan las aguas en el entorno de la UD Las Palmas, parece que ahora sobra la confianza donde hace tan sólo una semana era temor e inseguridad. El pasado domingo se recuperó la plaza de privilegio en una primera parte ilusionante y llena de felicidad para dar paso un segundo periodo donde se acabó sufriendo (marca de la casa)  por lo que sucedía en campo propio y por lo que acontecía allá en aquellas lejanas tierras de El Bierzo.

Al recinto de Siete Palmas nos acercamos los 10.000 habituales que de media hemos asistido esta temporada. Con una afición totalmente enchufada, animosa y entregada en todo momento, pero también crítica y exigente cuando veía que el equipo reculaba en demasía, se generó un ambiente idóneo. Es de esperar que en caso de clasificarnos para el Play Off al menos se duplique el nº de aficionados que asistan a dichos partidos. La importancia de generar un clima ideal para el equipo es esencial. A mi mente me llegan recibimientos magníficos de la afición al equipo en el Estadio Insular que deben repetirse. 

En lo referente al ambiente que rodea a la UD Las Palmas, me sorprendieron (y mucho) las declaraciones de David Glez a los compañeros de Doble Pivote. Él, otrora referente dentro y fuera del vestuario, ha debido asumir de forma forzada la suplencia esta temporada. Sus declaraciones donde se queja y cuestiona diferentes decisiones técnicas y deportivas tanto del Club como de Lobera, son preocupantes en el sentido que pone en el punto de mira a la caseta. A parte de inoportunas, son bastante inadecuadas ya que suman en sentido contrario a donde se quiere llegar. Iluso aquel que piense que dentro de la caseta de Barranco Seco todos son felices y están conformes con el rol que le tocó disfrutar. Obviamente los Pedro Vega, Pando, Francis Suárez y ahora David Glez, tienen sus motivos para estar a disgusto por su poca participación, respetable sin duda, pero siempre se les podrá criticar el momento y la forma elegida para dar a conocer su malestar. 

Centrándonos en lo deportivo, como bien dijo Sergio Lobera, lo que nos jugamos en Murcia es una final, y el premio es la opción de optar a la gloria del ascenso. No hay margen de error que valga a pesar que un empate nos vale si también lo hace la Ponferradina. Las finales se ganan, no se juegan. Si se ganan jugando mejor pero hay que ganarlas. No creo que ningún aficionado amarillo rechace ser pragmáticos en los próximos 5 partidos si se logra el tan ansiado ascenso.



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