Por segunda vez consecutiva la UD Las Palmas ofrecía un bochornoso partido a su fiel parroquia, quienes en un número nada desdeñable ocupaban una apacible tarde de domingo en acercarse al frío recinto de Siete Palmas. Un desabrido encuentro copero que a los 25 minutos ya tenía definido el ganador de la eliminatoria. Una derrota tan esclarecedora con el momento actual del conjunto amarillo como confusa ha sido su génesis.
Barbosa batido por Alex Vidal. ©LaProvincia.es |
Se ha instalado en el ambiente de la UD un clima que parecía desterrado desde hacía mucho tiempo, un caldo de cultivo de crisis deportivas e institucionales que profundizan sus raíces en lo más hondo del proyecto pero que deja ver a la luz los resquicios que, tras una máscara que se resquebraja, la realidad que ocultaba. A pesar que en el once titular habían hasta 8 jugadores que no saltaron de inicio en el derbi canario, parecían ser los mismos que aquellos. Simples ánimas que vestían de amarillo deambulando desorientadas sobre un verde prado al que sólo le faltaba la niebla para completar el fantasmagórico escenario.
Un equipo desdibujado, tácticamente fallido, individualmente desastroso, incapaz de llevar a cabo idea futbolística alguna que se mueve por impulsos que se confunden con arrojo y orgullo pero que se encuentran muy lejanos de esos sustantivos. Hasta Asdrúbal, una de las sensaciones de la temporada, se ha contagiado del mal que infecta al equipo y parece un simple gregario, incansable eso sí, pero al fin y al cabo no aporta nada que le diferencie del resto. Masoud pareció querer revertir la situación dando muestras de su clase, en una exhibición individual de recortes en una baldosa junto con preocupante tendencia a abusar del traslado del balón, eligiendo en la mayoría de las ocasiones la decisión errónea. Poco se saboreó el caviar iraní, parecía una hueva cualquiera.
Nauzet, expulsado. ©LaProvincia.es |
Pocas veces las críticas divergen a varias figuras, pero en esta ocasión tanto el graderío como el entorno mediático de Las Palmas señalan a los mismos culpables: Lobera y sus jugadores, aunque reconocen que el problema no es sólo a nivel de césped sino también en una zona noble que favorece el caldo de cultivo de esta crisis en la que de repente se ha visto metida la UD. Juanito y Branko son los nombres, tras Lobera y jugadores, que son señalados como culpables, es rara la semana que no salgan a la luz informaciones en la prensa que señala el estado de guerra civil que se vive en el club de puertas hacia dentro y la incapacidad de la presidencia de tomar el control y poner cordura entre sus subordinados.
Hasta ahora la crisis sólo era de juego, los problemas internos se encontraban protegidos tras los resultados favorables, ahora que ni el juego ni las victorias acompañan, las carencias y vergüenzas son más visibles que nunca. El debate de la Apoñodependencia deja de ser debate para ser una realidad incontestable, a pesar de tener una larga lista de delanteros la UD se encuentra peleada con el gol, la solidez defensiva del inicio de campaña brilla ahora por su ausencia, los recambios en el césped no aportan variantes nuevas al pobre nivel de juego. Desde la banda el míster reconociendo los errores de su equipo no es capaz de encontrar la fórmula que revierta esta situación, y se dan situaciones de fricciones públicas como la que se produjo ayer entre Aythami Artiles y el técnico amarillo. Y desde la comisión directiva no se aportan la confianza, paz y tranquilidad necesarias, convirtiéndose en un obstáculo más a salvar.
Desplante de Aythami a Lobera en el cambio. ©Laprovincia.es |
Y si son observadores se habrán dado cuenta que esta crónica tiene poco de relato deportivo y más de novela negra. El verdadero partido de la UD Las Palmas no se está jugando sobre el césped, sino puertas adentro, en las sombras de los pasillos. Esta es la actual realidad del equipo.
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